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martes, 2 de octubre de 2007

Escuchar vidas


Ya perdoné errores casi imperdonables, traté de sustituir personas insustituibles y olvidar personas inolvidables.Ya hice cosas por impulso, ya me decepcioné con personas cuando nunca pensé decepcionarme, mas también decepcioné a alguien.Ya abracé para proteger, ya me reí cuando no podía, ya hice amigos eternos, ya amé y fui amado, pero también fui rechazado. Ya fui amado y no supe amar.Ya grité y salté de tanta felicidad, ya viví de amor e hice juramentos eternos, pero también “rompí la cara” muchas veces.Ya lloré escuchando música y viendo fotos, ya llamé solo para escuchar una voz, ya me enamoré por una sonrisa, ya pensé que iba a morir de tanta nostalgia, y tuve miedo de perder a alguien especial (y terminé perdiéndolo) ¡pero sobreviví! ¡Y todavía vivo!No paso por la vida… y tú tampoco deberías pasar… ¡Vive!Bueno es ir a la lucha con determinación, abrazar la vida y vivir con pasión, perder con clase y vencer con osadía, porque el mundo pertenece a quien se atreve y la vida es mucho para ser insignificante.


Charles Chaplin.


Intentando autoconvencerme.
Intentando dejar de escuchar para empezar a hablar.

"En realidad es una cobarde. Precisamente por eso me cuesta captar su mirada"

martes, 18 de septiembre de 2007

El chico triste que te hacía reír


Ella no paraba de ilusionarse con las personas. Era una chica que dibujaba personalidades en su mente, salían de su cabeza como esos bocadillos que les ponen a los personajes de los cómics cuando piensan.
A veces, aunque ni siquiera creía en esas cosas, veía auras alrededor de ciertas personas, las cuales aparecían o no dependiendo de la forma con la que miraran. Entonces empezaba a indagar en ella. A veces conseguía conocer a esa persona (lo cual solía acabar en una horrible decepción). Otras no, si el otro no se atrevía a acercarse.
Un día, en clase (exactamente igual que todos aquellos rutinarios días), percibió una de aquellas auras entre los compañeros que veía todos los días.
Era un chico con un pañuelo en la cabeza. Un tipo respetado por todos.
Como siempre, observó sus movimientos, sus miradas, aquellas imperfecciones que le empezaron a parecer interesantísimas, que le hacían sonreír para sí misma.
A veces se sorprendía mirándole fijamente, con un descaro que nunca había tenido, e intentaba sacárselo de la cabeza y buscar otras actividades para entretenerse.
Mal momento fue, que empezó el chico a mostrar algún interés en ella, a hablarle, a reír a veces. Ella se sentía torpe, exagerada, estúpida delante suya. Pero no podía evitarlo.
Pasaron los días y se fue olvidando de ella, apenas hablaban. Y por supuesto, aquella tímida no iba a comenzar alguna conversación.
Así fue pasando el tiempo, soñando y soñando, dibujando su personalidad en hojas de papel, aquella mirada melancólica de ojos azules, imaginando mil y una situaciones con él. Pero nunca se veía a la altura.





Llegó el verano, dejó de verle. Lo volvió a encontrar, en otra clase, con sus mismos ojos, sin saber si eran imaginaciones suyas o era cierto que la estaba mirando.
Mejor no saberlo.

P.D.: Vale, lo he escrito sobre la marcha, si hay alguna burrada por ahí ya sabéis porqué es.
Hoy estoy en plan estúpido.

domingo, 16 de septiembre de 2007

Solo frasuchas sueltas

Se escondió entre las tinieblas de un cuarto oscuro, esperando que no le ocurriera nada.
Y así fue, al pobre nunca le pasó nada.
***

"No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes pero cuando la lluvia cae sobre el Botánico aquí se quedan sólo los fantasmas. Ustedes pueden irse. Yo me quedo." (M. Benedetti)


Queriendo volar, pero las alas de cristal no aguantarán demasiado.



la indiferencia, aquello que tanto buscaste, se convertirá en tu peor castigo.
... que se hunda el firmamento